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jueves, 29 de marzo de 2012

MAÑANA SERÁN CUARENTA Y HOY LOS SON TAMBIÉN

Miércoles 29 de marzo de 1972, el primero de una nueva serie de emociones y el último de otras que desde meses atrás veníamos planificando, preparando y esperando.
Llegamos granadamente a casa de “Yoryi”. Compartimos alegremente con su familia y dimos los toques finales a nuestras intenciones. Ahí nuestro punto de encuentro y a un tiempo el de la salida. Intercambiamos cualquier tipo de conversa y chistes, brotados espontáneamente.
Sutil y “Yoryi” fungieron como líderes del grupo. Orientaban la organización. Daban toques y detalles que en algunos casos “nos entraban por un oído y salían por el otro” (ellos no podían evitarlo, éramos amigos).
A medida que pasaba el tiempo por el otro lado del mundo el sol se iba acercando a su cénit. En la sala, en el comedor y en uno de los cuartos los “invasores” íbamos siendo acomodados para esperar descansados el nuevo día… El levantarnos debía ser antes de que notáramos la presencia del “astro rey”.
Armoniosamente se dieron los pasos. Cada uno de nosotros con su morral llevando lo que consideraba esencial para un viaje a la montaña (y con lo que en la noche anterior le habían recargado para compartir las cargas)… Hacia esa montaña que da protección a la Caracas de una Venezuela que continúa buscando lo mejor para sus habitantes. Nuestro destino en el Pico Naiguatá, el refugio “Miguel Delgado”.
Jueves santos como aquel que dio nacimiento a un nuevo país. 30 de marzo de 1972, el día que vieron su génesis los que más adelante seríamos Los Alegres Caminantes.
Los Alegres Caminantes