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lunes, 30 de julio de 2018

ELISEO, PARRANDAS, CUATRO, MARACAS Y TAMBORES

“Un día estaba yo por la plaza Bolívar en Caracas, eso sería como en el año 2015, en una concentración de esas que hace el gobierno, la plaza estaba llena de gente, había una tarima, hablaban y tenían unas cornetas inmensas por donde se escuchaba una buena música de nuestro folclore nacional (joropo). Me encontraba con compañeros de trabajo, cuando de pronto entre tanta gente que había en la plaza observo un grupo de personas que estaban cruzando la plaza en sentido hacia el Banco Central de Venezuela. Vi que llevaban un cuatro y me acerqué al grupo, pensando que iban a tocar en la plaza, pero no, se dirigían a la plaza del BCV, iban a tocar por allá. Cuál fue mi sorpresa, apareció de pronto el amigo Eliseo, llevaba un tambor y formaba parte del grupo. Nos saludamos rápidamente, un fuerte apretón de manos y un abrazo con gran alegría...”


EL RAYO ANDINO

Por aquello años sesenta del siglo pasado transmitían por televisión la lucha libre y el catch as catch can. Con luchadores como Bassil Battah, el Dragón Chino, el Tigre del Ring, Bernardino la Marca, el Indio Mara… por cierto, este último, tío de nuestro amigo Eliseo Torres.
Nos cuenta Roberto García que en la azotea del edificio Caruso en Altavista se reunían en las tardes a practicar la lucha libre y Eliseo se confeccionó su propia máscara, dibujándole un rayo y haciéndose llamar “El Rayo Andino”, por ser él de aquellas regiones montañosas de los andes venezolanos.
Una anécdota asociada a esto nos las contó el mismo Roberto: Se encontraban en una de las calles del barrio (más precisamente la Calle El Tanque, de ahí mismito de Altavista) volando sus papagayos y uno de ellos (de los papagayos, no de los amigos), se fue llevado por el viento libre del pabilo y de las manos que lo sujetaban. Cayó una calle más abajo (en la prolongación de la 3ra. Calle de Ruperto Lugo, adyacente a los bloques 3 y 4 de dicha urbanización, pues para esos lados el viento era cómplice de ese juego de las veradas, el pabilo, las tiras de tela y el papel) y hacia allá se dirigieron todos. El extraviado volador se encontraba en manos de un “negrito” (como así lo identifican) que se negó a entregárselos. A lo que Eliseo envalentonado se le fue encima a reclamarlo, y el otro le lanzó unos golpes que lo hicieron retroceder. Nuestro amigo reaccionó y dijo: –¡Ah! Con que la cosa es en serio! Y fue dispuesto a la pelea mientras sus amigos, “Makibo”, “Chicho”, “Platanote” y el mismo Roberto lo aupaban: –¡Vamos, Rayo Andino! ¡Dale! ¡No te dejes! ¡Es tuyo, Rayo Andino!... Ya pronto a comenzar la lucha recibió otro coñ… golpe que lo detuvo en seco, mirar a su contrincante y decirle a sus amigos: –Vámonos, dejemos esto así. Hacemos otro papagayo…


Dicen las crónicas que fue la primera y última pelea del Rayo Andino…