Otro de nuestros recursos fue una
cámara fotográfica comprada por Alberto y la cual denominamos “el tanque ruso”,
pues era fabricada en Rusia, pesaba un poco y las tomas realizadas con ella era
de muy buena calidad (lo que hoy llamaríamos High Definition). Gracias a ella
se destacó como el fotógrafo del grupo, resultando que fuese “contratado” para
inmortalizar los mejores momentos de eventos familiares y de amigos. No había
cumpleaños, bautizo, boda o graduación adonde no fuera invitado junto a su
equipo. Por ahí quedan algunos recuerdos…
En algunos cumpleaños infantiles
nos tocó la responsabilidad y la gentileza de animar las fiestas, fuese
disfrazándonos de Zoro, Payaso, Supermán o Astronauta, lo cual hacíamos
Antonio, Alberto y quien este relata. “Lo malo” era que lo hacíamos tan bien
que nos veíamos requeridos a comprometernos para unas próximas veces. Los niños
y niñas nos rodeaban, se colgaban de nuestros brazos y piernas. Padres e hijos
quedaban complacidos con nuestras actuaciones.
No puedo dejar de pasar que
también realizamos algunos trabajos sociales, como aquel en que fuimos
invitados a un asilo ubicado en Petare para llevar de paseo a los niños al
Parque del Este. En esa oportunidad fuimos acompañados por algunas estudiantes
de la Escuela de Puericultura Stella Matutina. Cada uno de nosotros era
responsable de dos o tres infantes. Estuvimos en los toboganes, sube y bajas,
columpios… Realizamos juegos grupales… En lo personal recuerdo a una niña de
tres años que me correspondió representar, ella no quería que la soltara y casi
todo el paseo la tuve sobre mis hombros… Esa tarde la naturaleza hizo de las
suyas y se desató un torrencial aguacero, terminando todos al final del día
mojados y empantanados y satisfechos de haber compartido un día de felicidad
con esos niños. Cuando salimos de Petare parecíamos unos mendigos, pero
saturados de agradables sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario